Navidad...

Una Navidad más, distinta a las anteriores para mi, con una ausencia notable. Para muchas personas Navidad es asociada a la histeria colectiva del consumismo, ese ajetreo que se produce en tiendas y centros comerciales por adquirir regalos, muchas veces costosos para quedar endeudados. Y esa asociación les provoca un rechazo al concepto navideño, del cual no quieren ser parte, al menos eso parecen hacer saber.

Aunque dudo que alguien pueda sustraerse a la Navidad, sin dejar de aislarse. El mal entendido sentido de la Navidad, rechazado por el consumismo para unos o por orientaciones religiosas para otros. Cuando el sentido debemos dárselo nosotros mismos, no hacernos parte del resto, si lo que hace el resto no es de nuestro agrado.

Por qué no transformar una fecha en un propósito. Navidad es el día ideal para regalar bondad, gestos desinteresados, demostraciones sin egoísmos, por último más no sea un saludo sincero de buenos deseos para quienes apreciamos.

Eso nos engrandece a nosotros y va más allá de cualquier otro sentido mundano. Por qué no agradecer y devolver un saludo, algo que no cuesta nada. Por qué no dar buenos deseos si es gratis y no escudarse en que la Navidad es consumismo.

Hagamos Navidad en nuestro interior y regalemosla al resto. Y si es posible extenderla todo el año, cada día. Como he dicho siempre, los mejores regalos de la vida no vienen envueltos. Aquellos que no sufren desperfectos, que no se rompen, que no son caros, que no se miden por su tamaño y que duran toda la vida.

Feliz Navidad!!!

WAC